
Una de las primeras cosas que llama la atención es su delgadísimo perfil, aunque no por ello ha perdido la resistencia y los buenos acabados de los que hace siempre gala la familia de portátiles de la casa. La siguiente, por supuesto, es su pantalla: es inevitable compararla con el modelo de panel estándar (que a su vez cuenta con una resolución de 1.280 x 800) y el salto es notable. El texto luce especialmente definido al enfrentar ambas pantallas y lo mismo ocurre con los colores, que gozan de una gran intensidad. Como ya ocurriera con el modelo de 15", todo va como la seda hasta que te topas con una aplicación que no está preparada para tan generosa resolución.
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