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lunes, 30 de abril de 2012

El Reino Unido y la estupidez de tropezar por enésima vez en la misma piedra…

Siguiendo presiones de la British Phonographic Industry (BPI), el Tribunal Supremo del Reino Unido ha ordenado a los proveedores de acceso a la red el bloqueo de The Pirate Bay.

En casos anteriores, como Dinamarca o Italia, el tráfico a The Pirate Bay creció, en algunos casos de manera notable, tras los bloqueos. Todos los intentos similares de bloqueo por parte de países como Bélgica, Finlandia, Alemania, Grecia, Irlanda, Malasia, Holanda, Noruega o Suecia han sido igualmente infructuosos. El tráfico hacia The Pirate Bay no ha hecho más que subir. Históricamente. Es lo que tiene darse cabezazos contra la naturaleza de la red.

Las recetas son evidentes: los mismos usuarios que aprendieron en cosa de diez minutos a reconfigurar sus routers o a abrir puertos pasarán ahora a utilizar redes  privadas virtuales (VPN) que anonimicen su tráfico (IPredator, por ejemplo, tiene el detalle de que pertenece a la misma The Pirate Bay y cuesta solo cinco euros al mes), a acceder mediante proxies de diversos tipos, a configurarse OpenDNS, utilizando un plugin de WordPress, mediante un túnel SSH en otro país… hay mil maneras, y más que van a aparecer si siguen insistiendo en intentar patéticamente poner puertas al campo y en añadirle, además, el atractivo de lo prohibido.

Prohibir The Pirate Bay es, decididamente, un tema complicado.



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